sábado, 5 de noviembre de 2011

Al despertar

Cuando desperté en aquel mundo desconocido todos se habían marchado. Casi antes de llegar a sentir la lógica curiosidad por entender lo que me rodeaba me invadió una sensación de arrepentimiento espesa, fulminante. Supongo que fue el resultado de haber cabalgado a ciegas a lomos de la locura en busca de un sueño, dejando atrás todo lo que hubiera valido la pena hasta entonces y que, demasiado tarde lo sabía, era en realidad aquello de que estaba hecho.

Pero dos soles amanecían casi simultáneamente en horizontes opuestos, y el impacto de tan absurda visión fue tal que por un momento pude olvidarme de quien hubiera sido hasta entonces. Y descubrí así, sin apenas percatarme de ello, que lo que considerara mi identidad había sido, en gran parte, una carga. Así pues, comencé a caminar con cierta liberación y, por primera vez a la luz del día, acompañado de dos sombras.

4 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho esta metáfora sobre tu propia vida... como todo lo que escribes, aunque nunca lo comento. Supongo que sobran las palabras, o yo me quedo sin ellas...

    ResponderEliminar
  2. ¿cómo que sobre mi propia vida? estaba seguro cuando lo colgué que me dirías eso. no tiene que ver conmigo, se me ocurrió un día hace tiempo y me gustaba cómo quedó, nomás. es simplemente un microrrelato. pero gracias, fea...

    ResponderEliminar
  3. jajajaja, pues sí que me conoces bien! Pensaba que era un microrrelata autobiográfico :-)

    ResponderEliminar
  4. hombre, niña, que te llevaba al cole cuando eras asín, no te voy a conocer...

    ResponderEliminar